La hiperplasia prostática benigna o adenoma de próstata es el crecimiento benigno (no canceroso) de la porción prostática que rodea a la uretra (conducto que lleva la orina desde la vejiga al exterior atravesando próstata y pene). El crecimiento de esa parte de la próstata estrecha en mayor o menor medida a la uretra, cosa frecuente a partir de los 50 años, dificultando el paso de la orina y el vaciado de la vejiga. Aparecen entonces síntomas como dificultad miccional, chorro delgado y sin fuerza, urgencia y frecuencia miccional aumentadas, sensación de vaciado incompleto, goteo al acabar de orinar, etc. Cuando la obstrucción es ya muy marcada pueden aparecer incluso infecciones urinarias, cálculos (piedras) en la vejiga, insuficiencia renal e incluso incapacidad total para vaciar la vejiga (retención urinaria que requiere la colocación de una sonda).
Los distintos tratamientos van en función de cada paciente , su edad y la gravedad de los síntomas que presentan. En fases iniciales se utilizan tratamientos con medicamentos que suelen permitir orinar mejor. Cuando los síntomas son más acentuados o se ha producido alguna complicación se recurre a la cirugía transuretral o abierta en los casos de próstatas muy grandes. En nuestra experiencia la cirugía endoscópica tiene muy buenos resultados, requiere hospitalización de solo un día y es de rápida recuperación.
El sangramiento por la orina o por el semen, puede ser peligroso, puede llegar a obstruir la orina y en todo caso es indispensable consultar lo antes posible.
La mayoría de las pérdidas involuntarias de orina en la mujer van asociadas a debilidad en el suelo pélvico (las estructuras musculares y tendinosas que sostienen órganos tales como el útero y vejiga). El tratamiento, una vez descartadas patologías de otro origen, va desde la rehabilitación de la musculatura pélvica con ejercicios específicos hasta la cirugía poco invasiva con materiales y técnicas de reciente aparición y excelentes resultados. El objetivo es impedir la salida de orina mediante la colocación de bandas de material sintético por debajo de la uretra. En nuestra experiencia la colocación de cintas debajo de la uretra TOT (Trans Obturator Tape) corrige la mayoría de las incontinencias siguientes de la operación la persona no se moja más.
Las cistitis habitualmente provocadas por infecciones de la orina limitadas a la vejiga que se repiten con frecuencia tienen importancia no solo por la alteración tan importante de la calidad de vida de la paciente sino también por la posibilidad de verse afectados los riñones, con deterioro del estado general y daño de la función renal asociado. Tras descartar alteraciones anatómicas y funcionales de la vejiga el tratamiento antibiótico específico y adaptado al germen causante es lo adecuado. Si hay alteraciones anatómicas o en la posición de la vejiga que impidan el correcto vaciado de orina su corrección quirúrgica es posible y suele hacerse necesario .Hay que estudiar además varios factores complementarios que ayudan a producir la cistitis y que hacen fracasar el uso de antibióticos a repetición.
El motivo de realizar una revisión prostática anual es el detectar de forma precoz el cáncer de próstata, debe realizarse a partir de los 40 años y a partir de los 35 años en caso de antecedentes de familiares afectados por cáncer de próstata. La revisión consiste en una historia clínica y exploración física (tacto rectal), ecografía de aparato urinario y PSA (antígeno prostático específico). El porqué de estas revisiones está en la alta prevalencia del cáncer prostático, es el tipo de tumor maligno más frecuente , la segunda causa de muerte en relación con cáncer en el varón adulto, y habitualmente no produce ninguna molestia sino en etapas avanzadas, cuando ya no se puede curar.
El cáncer de próstata en etapas precoces no da síntomas específicos, en casos avanzados pueden aparecer dolores óseos si hay metástasis o síntomas derivados del crecimiento local del tumor, como orinar con sangre u obstrucción urinaria. La sintomatología urinaria baja está en relación con el aumento del volumen prostático, habitualmente por crecimiento benigno prostático (hiperplasia benigna o adenoma prostático).
El cáncer de próstata en etapas precoces no da síntomas específicos, en casos avanzados pueden aparecer dolores óseos si hay metástasis o síntomas derivados del crecimiento local del tumor, como orinar con sangre u obstrucción urinaria. La sintomatología urinaria baja está en relación con el aumento del volumen prostático, habitualmente por crecimiento benigno prostático (hiperplasia benigna o adenoma prostático).
Las opciones tratamiento pueden ser:
A. Simple observación y control en los casos benignos
B. Cirugía en tumores localizados en el interior de la prostata
C. Braquiterapía, radioterapía
D. Hormono terapía cuando el tumor es diseminado.
Los problemas de erección o disfunción eréctil es uno de los motivos de consulta más frecuente en urología, cuyo tratamiento hoy en día es posible gracias a la revolución que han supuesto los fármacos orales (inhibidores de la fosfodiesterasa) con un índice de efectos secundarios tolerable por el paciente y una alta eficacia terapéutica. La disfunción eréctil es en muchos casos una manifestación de un trastorno circulatorio, metabólico, neurológico, prostático, cuyo diagnóstico y manejo debe ser realizado por el urólogo aveces en colaboración con otros especialistas.
Debo acudir a la consulta del urólogo con la mayor brevedad posible para realizar una historia clínica detallada y una exploración física minuciosa, así como estudios complementarios: ecografía testicular, análisis de sangre, etc.No olvidar que está presente el riesgo de un cáncer de testículo, enfermedad habitualmente mortal, pero que tiene muy buen tratamento.
La eliminación en exceso de elementos minerales y orgánicos disueltos en la orina, puede hacer que estos se acumulen en el sistema colector del riñón dando lugar a la formación de litiasis urinaria. Las causas son multifactoriales: infecciones de repetición, trastornos metabólicos, factores climáticos, factores hereditarios, cuerpos extraños, enfermedades digestivas, alimentación, suplementos vitamínicos, enfermedades sistémicas,...
El tratamiento debe estar orientado a solucionar el problema de base responsable de la formación de los cálculos, cambiando algunos componentes de nuestra dieta, realizando ejercicio físico de forma regular, aumentando la ingesta de líquidos y otras medidas más específicas según la composición de los cálculos. El cuadro agudo conocido como cólico renal que produce un fuerte dolor lumbar, debido a la obstrucción súbita de las vías urinarias superiores por un cálculo, requiere inicialmente un tratamiento analgésico y antiinflamatorio, en casos complicados puede ser necesario hacer otros tratamientos. Los tratamientos dirigidos a eliminar el cálculo son la litotricia extracorpórea por ondas de choque, el abordaje percutáneo del riñón o nefrolitotomía percutánea, la cirugía abierta renal y ureteral, la extracción laparoscópica de cálculos ureterales , la disolución química de litiasis de ácido úrico y el abordaje endoscópico mínimamente invasivo (endourología) que permite extraer el cálculo directamente con pinzas o una cesta endoscópica o previa fragmentación del mismo con láser de Holmium y otros dispositivos.
El varicocele, várices del cordón espermático que se producen desde alrededor de los 15 años y que pueden producir dolor testicular o esterilidad. Quistes junto al testículo, General-mente benignos, Cánceres testiculares que se manifiestan como zonas endurecidas en la glándula, a veces dolorosas, a veces también indoloras. Requieren extirpación urgente. Infecciones peneanas (habitualmente de causa sexual) infecciones venéreas, deformaciones del pene como angulaciones que es posible corregir con cirugía para alinear el pene incurvado, torcido o deformado.
